miércoles, 26 de marzo de 2014

2 de Abril "Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas"

HÉROES DE MALVINAS


Puede más la indiferencia de tu gente 
que la bala más voraz del enemigo 
me pregunto qué pasaba por la mente, 
del infame que te estaqueaba en el frío. 

Te sacaron de lo hondo de la selva, 
o del algún potrero ingenuo y olvidado, 
te sacaron de tu casa y sin abrigo, 
te largaron en el viento sur helado.

Te entregaron armas que no conocías 
que con suerte cada tanto funcionaba 
en un hoyo que cavaste 
repetías las canciones que creías olvidadas. 

Nos sabías qué era sentirte tan lejano, 
ni que el hambre se comiera tus entrañas, 
solo estaba la mirada de un hermano,
con la misma incertidumbre en la mirada. 

Y por siempre serán héroes, por siempre serán héroes, 
por siempre nuestro héroes de Malvinas. 
Y por siempre serán héroes, por siempre serán héroes, 
por siempre nuestro héroes de Malvinas. 

(...)
Y allá quedarán "eternos centinelas", 
sin relevo esperando que algún día, 
sin que corra sangre vuelva la celeste y blanca
a flamear sobre esas tierras argentinas. 

Andrés Ciro y Los Persas



(incluido en el disco 27, 2012)

jueves, 13 de marzo de 2014

24 de Marzo Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

La planta de Bartolo


Ilustración
Ilustración original de Victor Viano para la primera edición de La torre de cubos
El buen Bartolo sembró un día un hermoso cuaderno en un macetón. Lo regó, lo puso al calor del sol, y cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta tiernita con hojas de todos colores.
Pronto la plantita comenzó a dar cuadernos. Eran cuadernos hermosísimos, como esos que gustan a los chicos. De tapas duras con muchas hojas muy blancas que invitaban a hacer sumas y restas y dibujitos.
Bartolo palmoteó siete veces de contento y dijo:
—Ahora, ¡todos los chicos tendrán cuadernos!
¡Pobrecitos los chicos del pueblo! Estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar de alegrarse porque escribían mucho y los iban terminando, se enojaban y les decían:
—¡Ya terminaste otro cuaderno! ¡Con lo que valen!
Y los pobres chicos no sabían qué hacer.
Bartolo salió a la calle y haciendo bocina con sus enormes manos de tierra gritó:
—¡Chicos!, ¡tengo cuadernos, cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos que venga a ver mi planta de cuadernos!
Una bandada de parloteos y murmullos llenó inmediatamente la casita del buen Bartolo y todos los chicos salieron brincando con un cuaderno nuevo debajo del brazo.
Y así pasó que cada vez que acababan uno, Bartolo les daba otro y ellos escribían y aprendían con muchísimo gusto.
Pero, una piedra muy dura vino a caer en medio de la felicidad de Bartolo y los chicos. El Vendedor de Cuadernos se enojó como no sé qué.
Un día, fumando su largo cigarro, fue caminando pesadamente hasta la casa de Bartolo. Golpeó la puerta con sus manos llenas de anillos de oro: ¡Toco toc! ¡Toco toc!
—Bartolo —le dijo con falsa sonrisa atabacada—, vengo a comprarte tu planta de hacer cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolate y un millón de pelotitas de colores.
—No —dijo Bartolo mientras comía un rico pedacito de pan.
—¿No? Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.
—No.
—Un circo con seis payasos, una plaza llena de hamacas y toboganes.
—No.
—Una ciudad llena de caramelos con la luna de naranja.
—No.
—¿Qué querés entonces por tu planta de cuadernos?
—Nada. No la vendo.
—¿Por qué sos así conmigo?
—Porque los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos.
—Te nombraré Gran Vendedor de Lápices y serás tan rico como yo.
—No.
—Pues entonces —rugió con su gran boca negra de horno—, ¡te quitaré la planta de cuadernos! —y se fue echando humo como la locomotora.
Al rato volvió con los soldaditos azules de la policía.
—¡Sáquenle la planta de cuadernos! —ordenó.
Los soldaditos azules iban a obedecerle cuando llegaron todos los chicos silbando y gritando, y también llegaron los pajaritos y los conejitos.
Todos rodearon con grandes risas al vendedor de cuadernos y cantaron "arroz con leche", mientras los pajaritos y los conejitos le desprendían los tiradores y le sacaban los pantalones.
Tanto y tanto se rieron los chicos al ver al Vendedor con sus calzoncillos colorados, gritando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar.
—¡Buen negocio en otra parte! —gritó Bartolo secándose los ojos, mientras el Vendedor, tan colorado como sus calzoncillos, se iba a la carrera hacia el lugar solitario donde los vientos van a dormir cuando no trabajan.
Portada del libroCuento extraído, con autorización de su autora, del libro La torre de cubos (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1985, colección Libros del Malabarista).


jueves, 6 de marzo de 2014

Línea de tiempo

Observar los acontecimientos producidos desde 1853 hasta 1880
http://www.portalplanetasedna.com.ar/linea_argentina2.htm

Capitales de la República Argentina

Repasamos las capitales. . .
http://serbal.pntic.mec.es/ealg0027/argentina1ecap.html

Provincias de la República Argentina

Para ir practicando la ubicación de cada provincia en el mapa político de la República Argentina. . .
http://serbal.pntic.mec.es/ealg0027/argentina3e.html

BIENVENIDOS!!!!!!!


MEDIO PAN Y UN LIBRO

" ... No sólo de pan vive el hombre.Yo si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro.Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano, porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía, porque son libros, muchos libros los que necesita y ¿ dónde están esos libros ?. ¡ Libros ! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: "amor, amor", y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras ... ... Cuando Dostoievsky estaba prisionero en Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ¡ Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera !. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida ..." Medio pan y un libro: Locución de Federico García Lorca en Granada - Septiembre 1931